Thursday, July 14, 2011

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Trabajar en el jardín en esta época del año es como meterse en la boca del león sin garantía de que la bestia esté domesticada. Después de dos horas y media podando los arbustos y cortando el césped de mi tan modesto jardincillo quedé luciendo como un monstruo. No es que sea candidata para miss universo si no trabajara en el jardín, pero la monstruosidad no es algo que el observador pueda percibir con sólo echarme un ojo. No, la monstruosidad nace desde mi interior, cuando la picazón y los mocos conquistan el ser que dejo de poseer y mi único deseo es poder sacarme los ojos cual Edipo horrorizado, enjuagarlos en agua fresca y volvérmelos a poner plena de felicidad.

Como esto me fue imposible, una ducha me salvó.

Para seguir a Pulz y sacar a flote las últimas de mis fuerzas el día de hoy.
30 min, velocidad promedio 8.5 km/h.
Body Step con la mejor instructora del mundo y con sólo 4 gatos en la sala (el buen tiempo espanta a los steperos) demanda más de uno mismo que cuando la sala está repleta y te puedes esconder detrás de la del pullover azul.

Varias veces sentí como si el cuero cabelludo se erizara. Esto me pasa cuando realmente trabajo al límite de mis capacidades. Se lo he comentado a Irene, la instructora, pero ella tampoco sabe por qué pasa esto.

Terminé completamente moribunda. Pero lo di todo.

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