Teniendo un bebé en casa es difícil descansar plenamente. Correr se hace tediosamente intenso. Ajusto la pisada y miro a mi alrededor. Tanta hermosura y tanto aire puro tiene que ser para algo.
Un mar de trigo verde se levanta delante de un mar de agua azul |
Sigo pisando y dejando atrás barcos veleros, ovejas mamás con sus hijos ya crecidos, campos de trigo madurándose con el sol y la lluvia del verano, la luz perenne y el olor a mar. Dejo atrás a las pocas personas que salen al húmedo atardecer con su perros y sus bebés en sus coches. Dejo atrás las lágrimas que el día 22 me provoca, las lágrimas que el polen me provoca, las lágrimas que el cansancio me provoca.
El húmedo y cálido atardecer pone piedras en los zapatos, las gotas corren por todo el cuerpo y la boca siempre seca jadea intensamente.
En estos días vienen todas las preguntas del mundo a llenar mi realidad. ¿Por qué hago esto de correr en el tedio y la pereza? ¿Cómo hago para adorar a un cachorro que muerde con sus dientecitos afilados para jugar constantemente? ¿Cómo hacer para descansar y poder cumplir una meta? ¿Por qué fue que me puse esta meta? A veces siempre olvido las respuestas.
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